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Hablemos de graffitis

  • Foto del escritor: Admin
    Admin
  • 23 ene 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 6 feb 2018

¿Qué piensas cuando ves un graffiti? “Depende” contestarás, ¿no?. ¿De qué depende? ¿de si está bien o mal hecho?, ¿de si está hecho en una fachada abandonada, en un tren, en la fachada de un edificio o en la de un instituto de secundaria? En efecto. Cualquiera puede comprarse unos aerosoles y garabatear cualquier muro que encuentre -incluso el del ayuntamiento de su localidad-, cualquiera puede, pero entonces estaríamos hablando de vandalismo. Dicho de otra manera, en el graffiti se diferencian dos aspectos, el “legal”, y el “ilegal”. En el lado “legal” del graffiti se realizan obras de arte en grandes murales, y en el lado “ilegal” del graffiti los que lo practican se rigen por la ley del “todo vale” donde los lienzos que utilizan son paredes de la calle, metros, trenes, etc, por lo general para revelarse contra el sistema.


Pintar, garabatear, dibujar o hacer obras de arte en las fachadas de las ciudades son prácticas muy antiguas (desde la época de del Imperio romano) las cuales se llevaban a cabo con un carácter satírico o crítico. Ha quedado demostrado, incluso, en diversas inscripciones halladas en latín vulgar con insultos, declaraciones de amor o consignas políticas, etc; junto a dibujos y caricaturas. No queda muy claro, en cambio, que las pinturas rupestres pudieran ser también “graffitis”, porque la intencionalidad del dibujo no era la que tenían los romanos, y además es que eso de los “cromañones” nos queda un poco lejos, aunque aún se conserven especímenes vivos (ji, ji, ji). Pero fuera bromas, el graffiti actual viene del graffiti contemporáneo, y se dice que tras un asesinato cometido en el año 1888 por el famoso Jack el Destripador, la polícia observó en la pared un graffiti escrito con sangre que decía: “The Juwes are the men That Will not be Blamed for nothing”. Y esto fue interpretado de varias formas, ya que contenía faltas de ortografía ('Juwes' sería 'Jews', es decir, 'judíos'), con lo que podría traducirse como 'Los judíos son los hombres que no serán culpados sin motivo' (Hernandez, M.J; Hernandez, J.A. 2013).

Dejando de lado a Jack el Destripador, seguimos hablando del graffiti moderno, el que tiene sus antecesores en la Era Pionera (entre 1971 y 1975), y que siguió avanzando con una etapa de gran proliferación entre 1976 y 1988, la Era Die Hard y la Era Movimiento Tren limpio (desde 1989 hasta el presente), en la cual el tránsito del metro de Nueva York ya estaba prácticamente limpio a excepción de la 5ª línea en el Bronx y la J y LL líneas de Brooklyn, debido a que muchos grafiteros ya se habían ido y había muy pocos que seguían pintando. Finalmente, en 1989 el último tren fue limpiado y muchos grafiteros tuvieron que irse, ya que las leyes se habían vuelto más severas, así como había aumentado el tiempo en la prisión por hacer pintadas. Aún así, el movimiento ha continuado con varios pintores que no se rindieron ante la estricta ley.


En España, el graffiti tuvo su época de inicio tal y como lo conocemos hoy en la década de los 80 en la movida madrileña, en la que los jóvenes empezaron a pintar en lugares públicos con rotuladores y más tarde con aerosoles. En los años 90 surgió una nueva marca de aerosoles, los “MONTANA”, que permitían la accesibilidad a todos los grafiteros a una pintura con un precio asequible y de calidad que se podía adquirir en ferreterías y grandes superficies. El mundo del graffiti está fuertemente relacionado con la cultura del rap, del hip hop. En la década de los 80, los medios de comunicación vincularon el graffiti con otras culturas urbanas creadas también por los adolescentes de los barrios desfavorecidos de Nueva York (cultura del breakdance y de la música rap) y se formó un 'pack' llamado hip hop. De todos modos, se dice que este vínculo entre graffiti y hip hop es un mito. Los estilos musicales de los grafiteros de los años 70 eran tan distintas como lo era la juventud local, estilos que podían ir desde el rock psicodélico hasta la música jazz, estilos que existían antes de la creación del hip hop.


Los grafiteros se han ido perfeccionando cada vez más y reivindicando sus pintadas como Arte Urbano, algo que podemos observar en cualquiera de nuestras ciudades. Esto ha creado un amplio debate, entre si el graffiti se puede considerar arte o si por el contrario hablamos de “ensuciar las calles”. Y como ya decía al principio, todo depende. Aunque el origen del graffiti fue de tipo ilegal o ilícito, ya que éste se encontraba en sitios visibles de las ciudades, allí donde lo demás no lo querían, los jóvenes lo habían creado como una forma de protesta. Hoy en día, los tiempos de la ilegalidad total del graffiti ya pasaron, por lo que muchos abogan por llevarlo a cabo bajo los permisos pertinentes de los que la ley precisa.


Es cierto que cualquier pintada no puede considerarse graffiti ni arte, aunque existen verdaderas obras de arte realizadas por esos artistas callejeros (con permisos o no) y, se trata además de una forma de expresión, que guste o no, existe y seguirá existiendo. Y habrá que dejar bajo el punto de vista de cada cual qué es lo que se considera arte o no, algo que al final siempre acaba siendo subjetivo.






 
 
 

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